Recientemente, Robin Griffin, vicepresidente de metales y minería de Wood Mackenzie, declaró: «Hemos pronosticado un déficit significativo de cobre hasta 2030». Griffin atribuyó esto principalmente a la inestabilidad actual en Perú y a la creciente demanda de cobre del sector de transición energética.
Añadió: «Siempre que hay inestabilidad política, se producen diversos impactos. Y uno de los más evidentes es que las minas podrían verse obligadas a cerrar».
Perú se ha visto sacudido por protestas desde que el expresidente Castillo fue destituido en un juicio político en diciembre pasado, lo que ha afectado a la minería de cobre en el país. El país sudamericano representa el 10 % del suministro mundial de cobre.
Además, Chile —el mayor productor mundial de cobre, que representa el 27% del suministro global— experimentó una caída interanual del 7% en su producción de cobre en noviembre. Goldman Sachs escribió en un informe aparte el 16 de enero: «En general, creemos que es probable que la producción de cobre de Chile disminuya entre 2023 y 2025».
Tina Teng, analista de mercado de CMC Markets, afirmó: «La reactivación económica de Asia tendrá un impacto significativo en los precios del cobre, ya que mejora las perspectivas de la demanda y aumentará aún más los precios del cobre debido a la escasez de oferta en el contexto de una transición hacia energías limpias que dificulta la minería».
Teng agregó: “La escasez de cobre persistirá hasta que se produzca una recesión mundial causada por los vientos en contra actuales, probablemente en 2024 o 2025. Hasta entonces, los precios del cobre podrían duplicarse.
Sin embargo, la economista de Wolfe Research, Timna Tanners, afirmó que espera que la actividad de producción y el consumo de cobre no experimenten una "gran explosión" a medida que las economías asiáticas se recuperan. Cree que el fenómeno más amplio de la electrificación podría ser un factor fundamental más importante para la demanda de cobre.
Hora de publicación: 07-sep-2023